El impacto que tiene la actividad de una organización en la sociedad (en los grupos implicados, o stakeholders, y en el resto de agentes sociales) es muy diverso, y vendrá determinado en gran medida por la naturaleza de la propia actividad, su tamaño, su entorno, etc. Cuando existe una estrategia de actuación social, ya sea reactiva, interactiva o proactiva, será necesario contar con políticas y programas explícitos que incorporen la dimensión ética en la gestión del día a día y con medios para evaluar los resultados de esta gestión.
Estos instrumentos de gestión para una actuación social ética, son, en definitiva, mecanismos o herramientas prácticas que permiten gestionar y evaluar las estrategias de responsabilidad social ética en las organizaciones, tanto en el ámbito interno como en el externo. Dada la proliferación, especialmente en el ámbito internacional, de instrumentos de gestión para la actuación éticamente responsable, la revisión que se presenta aquí no puede ser exhaustiva, ni pretende serlo. El objetivo de la descripción de algunos de estos mecanismos es el de facilitar la reflexión acerca de su existencia y utilidad.
Se distinguen dos enfoques en la descripción de algunos de estos instrumentos: el de aseguramiento de la actuación ética y el de excelencia en la actuación ética. En la distinción que se propone aquí se toma como referencia lo sucedido en el ámbito de los sistemas de gestión de la calidad en términos más generales, en los que se ha basado precisamente el nacimiento y desarrollo de buena parte de los sistemas de gestión relacionados con actuaciones éticamente responsables.
La Norma está compuesta por un conjunto de documentos interrelacionados y la exigencia de elaboración de una serie de Registros, que permitirían a una organización demostrar tanto internamente, como hacia el exterior, por la vía de auditorías, que su actuación es consecuente con el compromiso adquirido de implantar un sistema de gestión ética que supera la mera posesión de un Código de Conducta. Como se declara en la propia norma, «la Política de la Gestión Ética supone una declaración de principios en los que se basará la gestión general, de acuerdo como mínimo con esta
Norma, cuya implantación es auditable en términos de comprobación»
El Modelo de Excelencia (EFQM) puede ser considerado un instrumento de gestión para la actuación social ética, aunque, como su propio nombre indica, es más un modelo global de gestión que un sistema o una norma. No se centra exclusivamente en los procesos y sistemas, sino que establece toda una filosofía que implica a procesos, sistemas y personas, apoyándose en unos principios de excelencia, entre los que está la responsabilidad social.
Sería contraproducente no contar con fines claros acerca de la dimensión ética, como lo sería convertir en fines lo que en realidad son medios. La construcción de la confianza y la reputación de una organización pasan necesariamente por actuaciones honestas en sus fines y en sus medios. O lo que es lo mismo, es necesario poner los medios para actuar bien, y no es malo que esto sea conocido, pero sería contraproducente que se buscara dar imagen de lo que no se es, pues los hechos son los que terminan por sustentar la confianza y la reputación.
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