sábado, 16 de diciembre de 2017

LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ANTE LOS GRUPOS IMPLICADOS: LOS STAKEHOLDERS



El concepto de personas o grupos implicados en la misión de la organización es clave para entender ante quién es responsable una organización, pues no tendrá sentido plantear que es responsable ante el mundo en su totalidad, lo que llevaría a la irresponsabilidad por imposibilidad, ni reducir su responsabilidad a un grupo de personas limitado y sin criterio.


Este término, que supone un juego de palabras en inglés, defiende la necesidad de actuar con responsabilidad ante toda persona o grupo «at stake» (que participa en el juego), que se ve implicado en la actividad de la organización, superando la concepción que defendía que sólo los accionistas debían ser considerados. El término ha sido también traducido al castellano como «grupos de interés»; sin embargo, aquí se opta por la traducción más amplia, que implica formar parte del juego, estar implicado en él.




Entre los que aquí se denominan grupos implicados indirectos se incluirían aquellos que aportan los recursos necesarios para que pueda ser realizada la actividad de la organización (materiales, equipos, tecnología, información, fondos financieros, etc.), sin los cuales no podría llevarse a cabo la misión específica. A estos grupos de personas implicadas indirectamente en la misión específica habría que añadir los grupos implicados que, de modo más o menos directo, son destinatarios de la actividad de la organización, sin los cuales no tendría sentido su existencia (destinatarios y comunidad afectada).
Los suministradores de recursos buscarán un justo precio a lo aportado, un pago rápido, liquidez y una negociación razonable. El gobierno buscará que se paguen los impuestos y que se haga un buen uso de los recursos públicos. Y los destinatarios de la actividad buscarán calidad en lo recibido, con todo lo que la noción de calidad lleva implícita en términos de servicio, precio, garantías, etc.



La teoría de los stakeholders ha obtenido gran popularidad por su utilidad para identificar a aquellos grupos que se ven afectados por las decisiones organizacionales en función de los derechos que poseen. Hoy, el concepto forma parte de los términos acuñados en la dirección estratégica de las organizaciones. Sin embargo, esta teoría, más allá de identificar a los grupos implicados, no aporta más criterios objetivos que permitan juzgar en caso de conflicto de responsabilidades. El concepto permite subrayar un hecho fundamental, y es que la responsabilidad de las organizaciones no se reduce a un único implicado, pero no da más elementos de juicio.



La teoría de los grupos implicados constituye un paso adelante frente al reduccionismo de limitar las responsabilidades organizativas a unos intereses limitados, pero no aporta más criterios que permitan responder con rigor a la cuestión con la que se iniciaba este apartado: ¿Ante quién es responsable la organización?



FUENTE: Manuel Guillén Parra. (2006). Ética en las organizaciones Construyendo confianza. PEARSON EDUCACIÓN, S. A.

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